La nueva fragancia de Adolfo Dominguez es un perfume oriental y sensual
Las auroras boreales, las estrellas, una ciudad iluminada o los recuerdos con flash, hay cosas que solo podemos apreciar en la noche. Se desvanece la luz al mismo tiempo que nuestros sentidos se vuelven más audaces, se intensifican las emociones y el silencio se impone al ruido. Hay una parte de nosotros que solo la podemos descubrir en plena oscuridad, alejados del sol y más cercanos a la luna. Es el momento del instinto natural, de la intensidad y del misterio. Un estado que nos recuerda a la flor de iris.
Esta colección de emociones ha inspirado a la nueva fragancia de Adolfo Dominguez, Iris Vainilla, un aroma que despierta los sentidos que nos trasladan a la noche. Y para esta ocasión, María Pedraza vuelve como imagen de marca, mostrándonos su lado más enigmático. La actriz y bailarina nos presenta la nueva fragancia de Adolfo Dominguez en un campo de iris al anochecer y con una premisa que introduce el viaje olfativo de Iris Vainilla: «Sentir que nada oculta lo que soy», ni la propia oscuridad.
Iris Vainilla: un perfume que florece en la noche
La elección de un perfume siempre nos transporta, de alguna forma, a un estado: un viaje en el tiempo, en las emociones o en los recuerdos. Con Iris Vainilla, quien lo lleva desprende una esencia poética, sensual y evocadora. El perfume adquiere un aroma distinto al entrar en contacto con cada piel. Sin embargo, la esencia y personalidad se mantienen. Al igual que la vainilla, el iris se puede definir como una flor de ensueño, con un aura misteriosa y tentadora, como la misma noche. La personalidad de esta flor de ensueño se contagia en aquellas que perfuman su piel con la fragancia de Adolfo Dominguez.
Una fórmula mágica con un origen natural
Toda fragancia de valor esconde tres momentos claves en su viaje olfativo: la salida, el corazón y el fondo. En el caso de Iris Vainilla, esta regla se cumple en todas sus fases. Primero, la salida, con notas de frambuesa, grosella, aceites de limón y elemí. En segundo lugar, el corazón, donde se alberga uno de los aromas que dan nombre a la fragancia, el iris. Asimismo, el jazmín absoluto de Egipto, la fresia y las maderas ambarinas, comparten notas olfativas en el corazón de la fragancia.
Por último, en el fondo del perfume, el sándalo, la vainilla, el cashmeran, el ambrarome absoluto y el almizcle, son los que protagonizan el aroma más intenso y duradero de Iris Vainilla. Y es que el 95% de los ingredientes de este perfume son de origen natural. La premisa de las fragancias de Adolfo Dominguez es que nacen de un elemento que permanece intacto con el paso del tiempo, moda tras moda: la naturaleza. Su misión es respetarla y vivir con ella sin dejar huella.
Un perfume comprometido con el medio ambiente
Los ingredientes de Iris Vainilla no son lo único que hace que su compromiso con la naturaleza sea único. El frasco está hecho con vidrio reciclado, un material reutilizable para toda la vida. Por otro lado, este perfume presenta un nuevo diseño eco, compuesto de una bomba desmontable y reciclable. Al mismo tiempo, los materiales que lo forman son reciclados. Y el degradado en tonos violeta se consigue con pintura al agua y serigrafía orgánica.
El tapón, amaderado con tonos violeta, está hecho 100% de madera con certificado FSC, sin utilizar nada de plástico. Por último, el packaging que envuelve al perfume proviene de bosques bien gestionados con certificado FSC. Incluso el cartón y el celofán del interior están hechos con material reciclado. Adolfo Dominguez demuestra que su compromiso con la naturaleza va más allá de las colecciones de moda. Esta fragancia, que se ha convertido en el primer perfume ambarado de la marca, lo tiene todo.
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