Consejos para pasear a tu gato con correa
Cada vez se ve a más personas pasear a sus gatos con arnés, aunque todavía no es una práctica común. Esta rareza empieza a dejar de ser algo extraño para convertirse en una práctica común aunque todavía es bastante desconocida. Los gatos no son perros, eso ya lo sabemos, pero pasear con ellos asidos por una correa puede ser posible, solamente debemos tener en cuenta una serie de reglas y de consejos para que los paseos sean placenteros y no acabar lamentándolo.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de salir con un gato a dar un paseo con correa es que no se comportará de la misma forma que solemos observar en los perros. Los gatos no son pacientes, no tendrán en cuenta nuestro caminar, ni serán disciplinados a la hora de acompasar su paseo con el nuestro. La función de la correa es evitar que el gato salga corriendo y salte, perdiéndole de vista, no tanto pasear a su lado, así que cuanto antes deseches la idea de un tranquilo paseo con tu gato, mejor será, pues eso es algo a lo que no podemos aspirar.
El gato siempre caminará por delante de nosotros, nuestro objetivo debe ser seguirle muy de cerca y evitar que se meta en líos. Es fundamental que evitemos que salte o trepe, esa es una indicación primordial para cualquier dueño de gato que salga a pasear con él, pues en el momento en el que el gato deje de caminar horizontalmente empezaremos a tener serios problemas para mantener el control de la situación y eso acrecentará la inseguridad del gato al no poder moverse en libertad. La correa solo funciona correctamente cuando el animal camina bajo nosotros, pero si trepa, la situación se puede volver insostenible, por eso es importante que al caminar mantengamos al gato lo más cerca posible de nosotros y que ante la tentativa de saltar o de trepar lo evitemos.
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Cómo iniciar el primer paseo
Para el debut de tu gato en el exterior es recomendable que busques un momento en el que el animal esté tranquilo. Conviene practicar primero con la correa en un lugar donde él se sienta seguro, porque lo más probable es que se sienta extraño llevándola. Ten en cuenta que no debes asirla a un collar sino a un arnés, y esto eleva la complejidad y el posible malestar inicial del gato. Pero no temas, este es un desagrado que tiene el tiempo contado, a medio plazo el gato se acostumbrará a llevarlo. Sin embargo, no debes tomar este primer paso en vano, que el gato se lo ponga un día en el que esté tranquilo y que se vaya habituando es primordial. Así como elegir un primer día para salir al exterior en el que el gato no esté sufriendo estrés (por ejemplo, sería muy mala idea hacerlo en medio de una mudanza, cuando el gato está más estresado).
Donde hacerlo es importante
Para la primera vez puedes probar con un patio exterior o alguna otra zona que reúna las características indispensables para que no se genere un conflicto entre el gato, el espacio y los transeúntes: donde no haya otros animales, ni bullicio, ni vehículos cercanos. Para este primer paseo se recomienda ir con la expectativas muy bajas, a veces es más negativa la decepción del dueño que el propio estrés que sufre el gato. No tengas en cuenta que vaya a ser un paseo muy largo, con unos minutos basta. Lleva al gato en un transportín, dale una chuche antes de salir, y conecta la correa al arnés, que deberá llevar puesto desde casa.
Para dar el primer paseo permite que el gato camine delante de ti y busque hacia donde caminar. Es muy común que los gatos habituados a vivir en casa sientan cierta‘agorafobia’ que les cohíbe a caminar en espacios muy abiertos, los gatos buscan el cobijo de un techo o, por lo menos, de una pared, que les haga sentir menos vulnerables o dicho de otra forma: más invisibles. Lo que un gato no quiere, como buen felino cazador, es llamar la atención, y si está acostumbrado a vivir en casa, salir a una zona exterior abierta, a la vista de cualquiera, se puede convertir en su peor pesadilla.
Mejor si tu gato es cachorro o muy joven
Por otro lado, debes tener en cuenta que no cualquier gato puede admitir salir a dar un paseo con arnés. Esta es una práctica que funcionará bien con gatos jóvenes, pero cuanto más mayor es el felino, si ha vivido toda su vida en el interior de un hogar salir de ésta será un inmenso reto que en ocasiones resulta inasumible. No te frustres, no obligues al gato a hacer algo que no desea o con lo que no es capaz de manejarse. Si percibes que tu gato no quiere salir del transportín ni por todas las chuches del mundo, o que una vez fuera se niega a caminar y se muestra revuelto y nervioso: no le fuerces, lo peor que podemos hacer con un gato es obligarlo a caminar con una correa si no lo desea.
Los paseos que un gato puede dar en el exterior pueden ser buenos para su instinto de descubrimiento, los gatos son felinos muy curiosos, que ceden a su instinto explorador una grandísima importancia, sin embargo pasear con una correa no es tan cómodo como hacerlo libremente y esta es una limitación que podrá jugar en su contra. Si tu gato no parece cómodo o si se genera un enredo constante de la correa y su trayectoria, habrá que determinar hasta qué punto estas salidas al exterior son placenteras y útiles. No te fuerces a conseguir un logro donde, en ocasiones, no hay motivo.
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